Rickettsia y Orientia
RICKETTSIA Y
ORIENTIA
Los géneros Rickettsia (el cual debe su nombre a
Howard Ricketts), Ehrlichia (el cual recibe su nombre de Paul Ehrlich) y
Coxiella (cuyo nombre deriva de Harold Cox) se han clasificado tradicionalmente
dentro de una misma familia, Rickettsiaceae, por componerse en los tres casos
de bacilos gramnegativos aerobios intracelulares obligados.
Asimismo, se observó que el antiguo género Rickettsia había de subdividirse en
dos géneros (Rickettsia y Orientia) y Ehrlichia en otros dos géneros
(Ehrlichia y Anaplasma). Los
microorganismos incluidos dentro de la familia Rickettsiaceae son pequeños (0,3
X 1-2 um), se parecen a nivel estructural a los bacilos gramnegativos,
aunque se tiñen mal con la tinción de Gram, y crecen sólo en el citoplasma de
las células eucariotas.
Los seres humanos son
anfitriones accidentales. Las especies de Rickettsia se subdividen en
las del grupo de las fiebres
exantemáticas y el grupo del
tifus. (Rickettsia rickettsii: fiebre exantemática de las Montañas
Rocosas y Rickettsia akari: varicela por rickettsias). Dos especies de Rickettsia
forman parte del grupo del tifus: R. prowazekii y R. typhi. En el género
Orientia sólo se incluye una especie: O. tsutsugamushi.
La
distribución de las enfermedades causadas por las rickettsias se ve determinada
por la distribución de los artrópodos que actúan como anfitriones o vectores.
Casi todas las infecciones con vectores garrapata (como la fiebre exantemática)
presentan una distribución geográfica restringida, mientras que las infecciones
por rickettsias en las que participan otros vectores, como los piojos (R.
prowazekii), las pulgas (Rickettsia typhi) y los ácaros (Rickettsia akari,
Orientia tsutsugamushi) muestran una distribución universal.
Fisiología y estructura
Las
estructuras de la pared celular de Rickettsia son características de los
bacilos gramnegativos, con una capa de peptidoglucano y lipopolisacárido (LPS).
Sin embargo, la capa de peptidoglucanos es mínima (se tiñe débilmente con la
tinción de Gram) y el LPS tiene sólo una actividad de endotoxina débil. Orientia
carece de la capa de peptidoglucano y de LPS. Estos microorganismos se
visualizan mejor mediante las tinciones de Giemsa o de Giménez. Las bacterias
no tienen flagelos y Rickettsia está rodeada de una biopelícula poco
adherente. Rickettsia y Orientia son parásitos intracelulares estrictos de vida
libre en el citoplasma de las células infectadas.
Las
bacterias acceden al interior de las células eucariotas mediante la unión con
receptores de la superficie de la célula anfitriona y estimulación de la
fagocitosis. Después de ser engullidas, Rickettsia y Orientia degradan la
membrana del fagolisosoma mediante la producción de fosfolipasa y han de pasar
al citoplasma para poder sobrevivir. La multiplicación en la célula anfitriona
por fisión binaria es lenta (tiempo de generación, de 9 a 12 horas). Orientia y
el grupo de la fiebre exantemática de Rickettsia se desarrollan en el
citoplasma y el núcleo de las células infectadas, y se liberan de las células
de manera continua a través de largas proyecciones citoplásmicas. Por el
contrario, el grupo del tifus se acumula en el citoplasma celular hasta provocar
la lisis de las membranas celulares con destrucción de la célula y liberación
de las bacterias. Se cree que la principal diferencia radica en la movilidad
intracelular: el grupo de la fiebre exantemática es capaz de polimerizar actina
de la célula anfitriona, mientras que el grupo del tifus carece del gen
necesario para esta actividad. Las bacterias dependen de la célula anfitriona
para muchas funciones: metabolismo de los carbohidratos y síntesis de lípidos,
nucleótidos y aminoácidos. Las bacterias pueden sintetizar adenosina trifosfato
(ATP) por el ciclo de los ácidos tricarboxílicos o pueden comportarse como parásitos
a nivel energético y emplear el ATP de la célula anfitriona mientras esté disponible.
R. prowazekii tiene una enzima parasitaria (ATP/ADP translocasa) que facilita
la transferencia de ATP desde la célula anfitriona a la bacteria.
RICKETTSIA RICKETTSII
Patogenia e inmunidad.
El
patógeno del ser humano más frecuente en EE.UU es R. rickettsii, el agente
etiológico de la fiebre exantemática de las Montañas Rocosas. No producen
toxinas o de que la respuesta inmunitaria del organismo anfitrión sea la
responsable de las manifestaciones patológicas de la fiebre exantemática de las
Montañas Rocosas.
La
proteína de la membrana externa A (OmpA), que se expresa sobre la superficie de
la bacteria para adherirse a las células endoteliales. Cuando la bacteria entra
en la célula, se libera del fagosoma, se multiplica con libertad en el
citoplasma y el núcleo y sale de una célula para pasar a la adyacente.
Las
principales manifestaciones clínicas parecen ser consecuencias dela replicación
de las bacterias en las células endoteliales, lo que origina un daño ulterior a
estas células y la extravasación de los vasos sanguíneos.
La
hipovolemia y la hipoproteinemia provocadas por la pérdida de plasma hacia los
tejidos pueden llevar a la reducción de la perfusión de varios órganos y a
procesos de insuficiencia orgánica. La respuesta inmunitaria del organismo
anfitrión frente a la infección se basa en la destrucción intracelular mediada
por citocinas y la eliminación por linfocitos CD8 citotóxicos. La respuesta
humoral a las proteínas de la membrana externa de las rickettsias también puede
desempeñar una importante función.
Epidemiologia.
En
2006 se notificaron en EE.UU. casi 2.300 casos de fiebre exantemática de las
Montañas Rocosas, que corresponde con la máxima incidencia observada nunca. Mas
del 90 % de las infecciones se produjeron entre abril y septiembre y la mayor
parte de ellas se produjeron en la región de la costa atlántica de EE.UU.
La
distribución de la enfermedad se parece a la del principal reservorio y vector
de R. rickettsiae, las garrapatas duras de la familia Ixodidae. Las dos
garrapatas duras que con más frecuencia se asocian a este cuadro en EE. UU. Son
la garrapata del perro en los estados surorientales y la Costa Oeste y la
garrapata de los bosques en los estados de las Montañas Rocosas y la región
suroriental de Canadá.
Enfermedades clínicas.
La
enfermedad sintomática se desarrolla en un plazo comprendido entre 2 y 14 días
desde de la picadura de la garrapata. El paciente puede no acordarse de la
picadura indolora de la garrapata. El inicio de la enfermedad está precedido
por una fiebre elevada con cefalea, que se puede asociar a malestar, mialgias, náuseas,
vómitos, dolor abdominal y diarrea. El 90% de los pacientes desarrollan un
exantema macular a los 3 días, inicialmente en las muñecas, brazos y tobillos,
que posteriormente se disemina hacia el tronco. Las palmas y las plantas se afectan
en algunos casos. El exantema puede evolucionar a una forma “exantemática” o
petequial, que es indicativo de una enfermedad más grave. Las complicaciones de
la fiebre exantemática de las Montañas Rocosas incluyen manifestaciones neurológicas,
insuficiencia pulmonar y renal y alteraciones cardíacas. El retraso en el diagnóstico,
porque la clínica no sea característica o porque el médico no reconoce la
enfermedad, se asocia a un peor pronóstico. La mortalidad de la enfermedad no
tratada es del 10%-25%.
Diagnóstico de
laboratorio.
Microscopia.
Aunque
las rickettsias se tiñen débilmente con la tinción de Gram, se pueden teñir con
los métodos de Giemsa y de Giménez.
Prueba
basadas en los acidos nucleicos.
En
este m om ento muchos laboratorios de referencia utilizan las técnicas de PCR y
la secuenciación genética para diagnosticar las enfermedades por rickettsias.
Cultivo.
Aunque
el aislamiento de las rickettsias en sistemas de cultivo o huevos embrionados resulta
relativamente sencillo, sólo los laboratorios de referencia con amplia
experiencia con este microorganismo realizan cultivos de forma rutinaria para
este microorganismo.
Si
se intenta cultivarlo, se deberían elegir muestras de la capa leucocitaria de
la sangre o una biopsia de piel.
Detección
de anticuerpos
Se
usaba la prueba de Weil-Felix (aglutinación diferencial de los antígenos de
Proteus), pero en la actualidad no se recomienda por su falta de sensibilidad y
especificidad.
Tratamiento, prevención y
control.
El
fármaco de elección para el tratamiento de todas las infecciones por
rickettsias es la doxiciclina. Cloranfenicol también muestra actividad in
vitro frente a las rickettsias, pero su uso para tratamiento de las
infecciones se asocia a una incidencia elevada de recaídas.
El
diagnóstico e inicio rápido del tratamiento adecuado suele condicionar un pronóstico
satisfactorio, pero por desgracia esto puede no ser así cuando los signos clínicos
esenciales (p. ej., exantema) aparecen tarde o no lo hacen.
No
existe ninguna vacuna para la fiebre exantemática de las Montañas Rocosas. Por
tanto, evitar las zonas con garrapatas infestadas, usar ropa protectora y de
repelentes para insectos y eliminar inmediatamente las garrapatas adheridas son
las mejores medidas preventivas. Es prácticamente imposible eliminar el
reservorio de garrapatas, ya que pueden sobrevivir hasta 4 años sin
alimentarse.
RICKETTSIA AKARI.
R.
akari, el microorganismo responsable de la varicela por rickettsias, es una de las
pocas rickettsias del grupo de las fiebres exantemáticas que tiene una
distribución cosmopolita y se transmite por ácaros infectados. Se han descrito casos
confirmados mediante cultivo de la enfermedad en Ucrania, Croacia, Corea y EE.
UU., principalmente en la región de la ciudad de Nueva York. Se describió una
agregación de casos en esta última ciudad tras la liberación de Bacillus anthracis
en el año 2001, ya que las biopsias de las escaras de los ciudadanos demostraron
presencia de R. akari en lugar de B. anthracis. A partir de esta experiencia se
considera que la varicela por rickettsias puede estar infradiagnosticada en las
regiones endémicas.
Las
infecciones por R. akari se mantienen en la población de roedores, a través de
la picadura de los ectoparásitos del ratón (p. ej., ácaros) y en los ácaros por
transmisión transovárica. Las personas se convierten en anfitriones
accidentales cuando reciben la mordedura de un ácaro infectado.
La
infección clínica por R. akari es bifásica. En primer lugar se desarrolla una pápula
en el lugar en el que el ácaro ha picado al organismo anfitrión. La pápula
aparece alrededor de 1 semana después de la picadura y progresa rápidamente a
la ulceración y a la formación de una escara. Durante este período, las rickettsias
se diseminan sistémicamente. Después de un período de incubación de 7 a 24 días
(media, de 9 a 14 días), la segunda fase de la enfermedad se desarrolla de forma
brusca, con fiebre alta, cefalea importante, escalofríos, sudoración, mialgias
y fotofobia. Aparece un exantema papulovesicular en 2 o 3 días. Se observa una
progresión del exantema en forma de erupción, en el que aparecen vesículas y,
posteriormente, costras. La presencia de exantema distingue esta enfermedad del
carbunco y, cuando el paciente sufre una fiebre elevada con escaras, se debe
plantear el diagnóstico de varicela por rickettsias. A pesar del aspecto del
exantema diseminado, la rickettsiósis pustulosa o viruela rickettsial suele ser
leve y no tener complicaciones, y los pacientes disfrutan de una recuperación
completa sin necesidad de tratamiento en 2 a 3 semanas. El tratamiento específico
con doxiciclina acelera el proceso.
RICKETTSIA PROWAZEKII.
Epidemiologia.
R. prowazekii, uno de los dos miembros del
grupo de rickettsias del tifus, es el agente etiológico del tifus epidémico o transmitido
por piojos. Los seres humanos son el principal reservorio de esta enfermedad y
el vector es el piojo corporal humano, Pediculus humanus. El tifus epidémico
afecta a individuos que subsisten en situación de hacinamiento y en condiciones
sanitarias deficientes que favorecen la propagación de los piojos corporales,
como sucede en caso de guerra, hambruna o catástrofe natural. La enfermedad se
describe en Centro y Sudamérica, África y, con una menor frecuencia, en EE. UU.
La
enfermedad recrudescente por R. prowazekii (enfermedad de Brill-Zinsser)
puede reaparecer en un afectado algunos años después de la infección
inicial. En EE. UU., estos pacientes corresponden fundamentalmente a inmigrantes
del este de Europa que estuvieron expuestos al tifus epidémico durante
la Segunda Guerra Mundial.
Enfermedades clínicas.
En
un estudio sobre el tifus epidémico en África, se constató que la enfermedad clínica
aparecía tras un período de incubación de 2 a 30 días (media, 8 días). La mayor
parte de los pacientes no presentaba inicialmente síntomas específicos; después
de 1 a 3 días, aparecía fiebre alta y cefalea grave, escalofríos y mialgias.
Otros síntomas incluyen neumonía, artralgias y afectación neurológica (estupor,
confusión y coma).
La
mortalidad en los pacientes no tratados es del 20%-30%, pero puede ser muy
superior en las poblaciones con mala salud general y mal estado nutricional y
que no reciben unos cuidados médicos adecuados.
Diagnóstico de laboratorio.
La
prueba de la MIF es el método diagnóstico de elección para demostrar la
enfermedad por R. prowazekii.
Tratamiento, prevención y
control.
Las
tetraciclinas y cloranfenicol son muy eficaces en el tratamiento del tifus epidémico.
No obstante, para manejar una epidemia, el tratamiento antibiótico se debe
combinar con medidas eficaces para el control de los piojos. Se dispone de una vacuna
para el tifus inactivada con formaldehído, y se recomienda su administración en
las poblaciones de alto riesgo.
RICKETTSIA TYPHI.
Epidemiologia.
El
tifus endémico o murino está producido por R. typhi. La enfermedad se
caracteriza por presentar una distribución universal centrada principalmente en
zonas húmedas templadas. En EE. UU. Se comunican cada año entre 50 y 100 casos,
la mayoría de los cuales se da en los estados del Golfo de México
(fundamentalmente de Texas) y del sur de California. Los roedores son el
principal reservorio, y la pulga de la rata (Xenopsylla cheopis) es el
principal vector. Sin embargo, se considera que la pulga del gato
(Ctenocephalidesfelis), que infesta a los gatos, zarigüeyas, mapaches y
mofetas, constituye un destacado vector de la enfermedad en EE. UU.
Enfermedades clínicas.
El período
de incubación de la enfermedad por R.
typhi es
de 7 a 14 días. Los síntomas aparecen de forma brusca, siendo la más frecuente
fiebre, cefalea importante, escalofríos, mialgias y náuseas. En alrededor de la
mitad de los pacientes infectados se produce un exantema, el cual es más
frecuente al final de la enfermedad. Está restringido de forma característica al
tórax y al abdomen. La evolución de la enfermedad no se suele complicar y se
prolonga durante un período inferior a 3 semanas, incluso en los pacientes no
tratados.
Diagnóstico
de laboratorio.
Se usa una
prueba de fluorescencia indirecta (IFA) específica de R. typhi para
confirmar el diagnóstico de tifus murino. Los títulos significativos se suelen
detectar en la primera o segunda semanas del inicio de la enfermedad.
Tratamiento,
prevención y control.
Las tetraciclinas son eficaces en el
tratamiento del tifus murino, y los pacientes responden rápidamente a estos fármacos.
Es difícil controlar o prevenir el tifus endémico, debido a que el reservorio y
el vector están ampliamente distribuidos. Este tipo de esfuerzos deberían ir
dirigidos al control del reservorio murino. No se dispone de ninguna vacuna
eficaz.
ORIENTIA TSUTSUGAMUSHI.
Clasificada
anteriormente en el género Rickettsia,
es el agente etiológico del tifus
de la maleza, una enfermedad
que se transmite al ser humano a través de los ácaros (ácaros
rojos). El reservorio es la población de ácaros, en los que las bacterias se transmiten por vía transovárica. La infección está también presente en
los roedores, los cuales pueden actuar como reservorio para
las infecciones de los ácaros.
Debido a que los ácaros tan sólo se alimentan una vez a lo largo de su ciclo vital, no se cree que los roedores
supongan un reservorio
importante para la enfermedad del ser humano.
El tifus de la maleza se observa exclusivamente en los individuos que viven en el este de Asia, Australia, Japón y otras islas del oeste del Pacífico.
Se puede observar también en
EE. UU. Como enfermedad importada.
La enfermedad
por O. tsutsugamushi se
desarrolla de forma brusca
después de un período de incubación de 6 a 18 días (media, de 10 a 12 días), y debuta con una importante cefalea, fiebre y mialgias.
En una proporción inferior a
la mitad de los pacientes aparece un exantema m acular o papular que se extiende de manera centrífuga a las extremidades.
Puede
haber linfadenopatías generalizadas, esplenomegalia, complicaciones del sistema
nervioso central e insuficiencia cardíaca. La fiebre en los pacientes no
tratados desaparece en 2 o 3 semanas, mientras que los que reciben un tratamiento
apropiado con doxiciclina responden
rápidamente. No se dispone de vacuna alguna, por lo que la enfermedad se
previene evitando la exposición a los ácaros rojos (con el uso de ropa
protectora y de repelentes para insectos).
Casos clínicos
Fiebre
exantemática de las Montañas Rocosas.
Oster y
cols. (N EnglJ Med 297:859-863,1977) describieron una serie de pacientes que
adquirieron la fiebre exantemática de las Montañas Rocosas tras trabajar con R.
rickettsii en el laboratorio.
Un
paciente, un técnico veterinario de 21 años, consultó por mialgias y tos sin
expectoración. Recibió tratamiento con penicilina y fue dado de alta. Durante
los siguientes días presentó escalofríos y cefalea. Cuando volvió al hospital,
tenía 40 0C de fiebre y un exantema macular en las extremidades y el tronco. Se
comenzó la administración de tetraciclina intramuscular, pero la fiebre
persistió y el exantema evolucionó para formar petequias en el tronco, las
extremidades y las plantas. El paciente desarrolló derrame pleural bilateral y
se inició el tratamiento con tetraciclina intravenosa. Durante las 2 semanas
siguientes los derrames se resolvieron y el paciente se recuperó lentamente,
pero sin complicaciones. Aunque este paciente no trabajaba de forma directa con
R. rickettsii, había visitado un laboratorio que procesaba esta
bacteria. Este paciente ilustra la presentación típica de la fiebre exantemática
de las Montañas Rocosas, con cefaleas, fiebre, mialgias y un exantema macular,
que puede evolucionar a un exantema petequial o «moteado».
Varicela
por rickettsias en la ciudad de Nueva York.
Koss y cols.
(Arch Dermatol 139:1545-1552,2003) describieron 18 casos de varicela por
rickettsias diagnosticados en el Columbia Presbyterian Medical Center
de la ciudad de NuevaYork en un período de 20 meses posterior al ataque
terrorista con carbunco del otoño de 2001. Los pacientes acudieron al hospital
porque tenían una escara necrótica y se consideró que tenían un carbunco
cutáneo. Los enfermos presentaron también fiebre, cefalea y un exantema
papulovesiculoso.
Muchos de
ellos referían también mialgias, dolor de garganta, artralgias y síntomas
digestivos. Las tinciones inmunohistoquímicas de las biopsias de la escara y la
piel confirmaron el diagnóstico de varicela por rickettsias y descartaron el
carbunco cutáneo. Estos pacientes ilustran las dificultades para reconocer
enfermedades poco frecuentes, aunque la presentación clínica sea
característica.
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Referencias bibliográficas.
·
P. R. MURRAY. Microbiología Médica.
2006. Mosby (Elsevier Science). ISNB edición original: 978-0-323.05470-6
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