Venas y vasos linfáticos (Patología Sistémica)
Las varices y la
flebotrombosis/tromboflebitis son en conjunto responsables de al menos el 90%
de las enfermedades venosas clínicas.
Varices.
Son venas anormalmente dilatadas
y tortuosas, generadas por un aumento prolongado de la presión intra luminal,
que da lugar a dilatación vascular e insuficiencia valvular venosa. Las venas
superficiales de las partes superior e inferior de las piernas suelen verse
afectadas, porque, cuando se mantiene una postura declive prolongada, las
presiones venosas en tales localizaciones están en ocasiones elevadas (hasta 10
veces más de los normal).
Características clínicas.
La insuficiencia de las válvulas
venosas produce estasis, congestión, edema, dolor y trombosis. La isquemia
tisular secundaria es consecuencia de la congestión venosa crónica y el mal
drenaje vascular, que provocan dermatitis por estasis y ulceras. La mala
cicatrización de heridas y las infecciones superpuestas son complicaciones
adicionales frecuentes.
Cabe destacar que la embolia en
estas venas superficiales es muy poco habitual, en contraste con la frecuencia
relativamente alta con la que se registra tromboembolia en venas profundas
trombosadas.
También merecen mención las
varices desarrolladas en otras dos localizaciones:
Varices esofágicas: la cirrosis
hepática (obstrucción de la vena porta o trombosis venosa hepática) provoca
hipertensión de la vena porta. La hipertensión portal determina la apertura de
derivaciones portosistemicas que aumentan el flujo sanguíneo en las venas de la
unión gastroesofágica (varices esofágicas) y el recto (hemorroides) y en las
venas periumbilicales de la pared abdominal (formando la cabeza de medusa).
Hemorroides; también se
desarrollan a partir de dilataciones varicosas primarias del plexo venoso en la
unión anorrectal. Las hemorroides resultan molestas y son una potencial causa
de hemorragia. También se trombosan y son propensas a la ulceración dolorosa.
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